Técnicas de priorización: cómo elegir las tareas que importan

En el mundo de la tecnología, la cantidad de tareas y responsabilidades puede resultar abrumadora, especialmente para líderes técnicos que no solo deben supervisar equipos, sino también contribuir a la estrategia y la ejecución técnica. Aquí es donde las técnicas de priorización se convierten en herramientas clave para diferenciar lo urgente de lo importante, y garantizar que el esfuerzo del equipo se alinee con los objetivos estratégicos de la organización.

La importancia de la priorización

La priorización no solo significa decidir qué hacer primero, sino también entender qué tareas tienen el mayor impacto y cómo gestionarlas para maximizar la productividad. Una correcta priorización permite a los líderes técnicos:

  • Reducir la sobrecarga de trabajo y el estrés en el equipo.
  • Concentrarse en las iniciativas que realmente mueven la aguja del negocio.
  • Evitar distracciones y pérdida de tiempo en tareas de bajo impacto.
  • Generar un ambiente de trabajo más enfocado y motivador.

Técnicas clave de priorización para líderes técnicos

A continuación, exploramos algunas de las técnicas más efectivas para priorizar tareas dentro de equipos técnicos:

1. La Matriz de Eisenhower

La Matriz de Eisenhower es una herramienta poderosa para priorizar tareas y gestionar el tiempo de forma efectiva. Esta matriz, también conocida como "Matriz de Urgente-Importante", permite clasificar las tareas en función de dos dimensiones clave: urgencia e importancia. Su nombre se debe al presidente estadounidense Dwight D. Eisenhower, quien dijo: "Lo que es importante rara vez es urgente, y lo que es urgente rara vez es importante."
 

a. Cuadrante 1: Importantes y Urgentes (Hacerlas de inmediato.)
Estas son tareas críticas que requieren acción inmediata. Normalmente están relacionadas con crisis, problemas que estallan o plazos inminentes. Ejemplos: resolver una emergencia técnica, entregar un informe con fecha límite inmediata o atender un cliente insatisfecho.

b. Cuadrante 2: Importantes pero No Urgentes (Planificarlas)
Estas son tareas clave para el éxito a largo plazo, pero no tienen una presión inmediata. Aquí se encuentran las actividades que contribuyen al crecimiento, desarrollo y prevención de problemas. Ejemplos: planificación estratégica, formación profesional, revisión de procesos, sesiones de retroalimentación o actividades de mejora continua.

c. Cuadrante 3: No Importantes pero Urgentes (Delegarlas)
Son tareas que parecen urgentes porque tienen una presión externa, pero no contribuyen significativamente a los objetivos principales. Estas actividades suelen interrumpir y consumir tiempo. Lo ideal es delegarlas o automatizarlas cuando sea posible. Ejemplos: correos electrónicos que no requieren tu respuesta directa, interrupciones menores o reuniones donde tu participación no es esencial.

d. Cuadrante 4: No Importantes y No Urgentes (Eliminarlas)
Estas son actividades que no aportan valor real. Pueden ser distracciones o tareas que simplemente ocupan espacio mental y tiempo. Lo mejor es eliminarlas o reducirlas al mínimo. Ejemplos: navegación sin propósito en redes sociales, tareas de poco valor o actividades que no generan impacto.

Esta técnica es ideal para líderes que necesitan tomar decisiones rápidas y efectivas.

2. La regla del 80/20 (Principio de Pareto)

El Principio de Pareto, conocido como la regla del 80/20, sostiene que en la mayoría de los casos, aproximadamente el 80% de los resultados provienen de solo el 20% de las acciones. Este principio fue descubierto por el economista italiano Vilfredo Pareto, quien observó que el 80% de la riqueza de Italia estaba en manos del 20% de la población.

Con el tiempo, se ha comprobado que esta relación se cumple en diversos contextos:

  • En los negocios: El 80% de las ventas proviene del 20% de los clientes o productos más importantes.
  • En la productividad personal: El 80% del valor que entregas suele estar en el 20% de tus actividades clave.
  • En proyectos: El 80% de los retrasos o problemas provienen del 20% de las causas.

Este principio no debe interpretarse como una fórmula matemática exacta, sino como un recordatorio práctico: la mayoría de las cosas no tienen el mismo impacto. Algunas actividades son mucho más relevantes que otras para lograr los resultados deseados.
 

Aplicación práctica para líderes técnicos

 

1. Identificar las tareas clave
Debemos preguntarnos: ¿Cuáles son las tareas o decisiones que impulsan directamente el éxito de tu equipo o proyecto? ¿Qué entregables tienen mayor impacto en el negocio o en la satisfacción del cliente?

2. Priorizar y delegar
Una vez identificadas, enfoca tus recursos, tiempo y esfuerzo en esas actividades de alto impacto. Para las demás, considera delegarlas o automatizarlas.

3. Revisar y ajustar regularmente
Las prioridades pueden cambiar con el tiempo. Es útil revisar periódicamente qué tareas siguen generando resultados desproporcionados y ajustar tu enfoque.

 

3. Priorización basada en valor y esfuerzo

Esta técnica es una de las formas más intuitivas y efectivas para decidir qué tareas abordar primero en proyectos o iniciativas. Se basa en comparar dos dimensiones clave:

Valor: el impacto que tendrá la tarea en el producto, en los usuarios, en el negocio o en los objetivos generales.
Esfuerzo: los recursos, tiempo y complejidad necesarios para completar la tarea.
 

Al visualizar estas dos variables en una matriz, se pueden categorizar las tareas en cuatro cuadrantes, ayudando a tomar decisiones más informadas y estratégicas.


La matriz de valor y esfuerzo

Imagina un gráfico con los ejes:

  • Eje X: esfuerzo (de bajo a alto).
  • Eje Y: valor (de bajo a alto).

Esto genera cuatro cuadrantes:

  • Alto valor, bajo esfuerzo (Priorizar primero): Estas tareas son las "frutas bajas" (low-hanging fruits). Tienen un impacto significativo con un costo bajo en tiempo y recursos. Deben ejecutarse lo antes posible.
  • Alto valor, alto esfuerzo (Planificar cuidadosamente): Estas tareas pueden generar mucho impacto, pero requieren planificación y compromiso. Suelen ser proyectos clave o cambios estratégicos.
  • Bajo valor, bajo esfuerzo (Hacer si hay tiempo): Son tareas de conveniencia. Pueden hacerse si se cuenta con espacio y recursos disponibles, pero no son prioritarias
  • Bajo valor, alto esfuerzo (Eliminar o delegar): Estas tareas consumen muchos recursos pero aportan poco al negocio. Deben ser evitadas o reconsideradas.

 

4. Método MoSCoW

El método MoSCoW es una técnica de priorización que ayuda a clasificar y ordenar requisitos o tareas de acuerdo a su importancia y relevancia para un proyecto. El nombre proviene de las iniciales de cada categoría, aunque la palabra no tiene un significado propio en este contexto.

Este enfoque es especialmente útil en entornos ágiles y cuando existen limitaciones de tiempo o recursos, ya que permite tomar decisiones claras sobre qué incluir en un ciclo de desarrollo o sprint y qué dejar para más adelante.

  • Must Have (Debe tener): Son los requisitos o tareas esenciales para que el proyecto tenga éxito. Sin estos elementos, el producto o la entrega no funcionará o no cumplirá sus objetivos mínimos.
  • Should Have (Debería tener): Son importantes y aportan un valor significativo, pero no son imprescindibles para que el proyecto funcione. Se pueden implementar si hay tiempo y recursos suficientes.
  • Could Have (Podría tener): Son elementos deseables, que aportan valor adicional pero no son prioritarios. Se pueden incluir como mejoras o "extras" si existe tiempo y margen.
  • Won’t Have (No tendrá): Son elementos que se han decidido no incluir en este ciclo o versión, ya sea porque no aportan suficiente valor, no son viables actualmente o se planearán para más adelante.

El MoSCoW es particularmente útil en entornos ágiles y proyectos con limitaciones de tiempo.

 

Consejos prácticos para aplicar estas técnicas
  • Revisa regularmente las prioridades: lo que es importante hoy puede cambiar mañana.
  • Involucra a tu equipo en la definición de prioridades: su perspectiva puede aportar claridad y compromiso.
  • Usa herramientas de gestión de tareas como Jira, Trello o Asana para visualizar y ajustar prioridades.
  • No olvides equilibrar la urgencia con el bienestar del equipo: la salud mental y el rendimiento a largo plazo son fundamentales.

 

Conclusión

Para un líder técnico, la priorización efectiva no es solo una habilidad, sino una necesidad para garantizar que los proyectos avancen y que el equipo mantenga su energía y motivación. Aplicar estas técnicas te permitirá concentrarte en lo que realmente importa, impulsando resultados significativos para tu equipo y tu organización.

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