Requerimientos Funcionales y No Funcionales: qué son, en qué se diferencian y por qué son clave en el diseño de software
Todo sistema de software, desde una simple app móvil hasta una plataforma empresarial compleja, nace a partir de un conjunto de necesidades a satisfacer. Estas necesidades deben traducirse en especificaciones técnicas claras y verificables. Es allí donde entran en juego los requerimientos funcionales y no funcionales, dos categorías fundamentales en la ingeniería de software.
Aunque muchos los conocen en términos generales, malinterpretarlos, ignorarlos o documentarlos incorrectamente es una de las principales causas de sobrecostos, fallos en producción y deuda técnica innecesaria.
¿Qué es un requerimiento funcional?
Un requerimiento funcional describe lo que el sistema debe hacer. Es una declaración de comportamiento observable del sistema ante una entrada o evento. Se centra en las funcionalidades del sistema, es decir, las acciones, flujos y reglas de negocio que debe cumplir.
Algunos ejemplos típicos:
- El sistema debe permitir a los usuarios registrarse con correo y contraseña.
- El administrador podrá generar reportes mensuales en PDF.
- Al realizar un pago, se debe registrar la transacción y enviar un comprobante por correo.
- Si el usuario olvida su contraseña, podrá solicitar una recuperación vía email.
Características clave:
- Describen interacciones entre usuarios, sistemas y datos.
- Generalmente derivados del análisis de casos de uso o historias de usuario.
- Se expresan en términos de acciones o comportamientos visibles.
¿Qué es un requerimiento no funcional?
Los requerimientos no funcionales (NFRs), en cambio, especifican cómo debe comportarse el sistema más allá de lo que hace. Están relacionados con atributos de calidad, restricciones técnicas, regulaciones y propiedades generales del sistema.
No describen una funcionalidad directa, sino las condiciones bajo las cuales se debe ejecutar esa funcionalidad. Son clave para la experiencia del usuario, la sostenibilidad operativa del sistema y su evolución a largo plazo.
Ejemplos de NFRs:
- El sistema debe soportar 10,000 usuarios concurrentes con una latencia inferior a 300 ms.
- Toda comunicación de datos debe realizarse a través de HTTPS.
- El sistema debe estar disponible el 99.9% del tiempo durante horario laboral.
- El sistema debe registrar eventos críticos en un log estructurado y auditable.
- La interfaz debe cargarse en menos de 2 segundos desde una conexión 4G promedio.
Categorías comunes de NFRs:
- Rendimiento (latencia, throughput, concurrencia)
- Escalabilidad (capacidad de crecimiento del sistema)
- Seguridad (cifrado, autenticación, control de acceso)
- Disponibilidad (uptime, tolerancia a fallos)
- Mantenibilidad (facilidad de cambio, modularidad, legibilidad)
- Portabilidad (independencia de plataforma)
- Usabilidad (facilidad de uso, accesibilidad)
- Observabilidad (logs, métricas, trazabilidad)
- Compatibilidad (con navegadores, sistemas, API externas)
- Regulatorios y legales (cumplimiento normativo, GDPR, PCI-DSS)
Diferencias clave entre requerimientos funcionales y no funcionales
Característica | Requerimientos Funcionales | Requerimientos No Funcionales |
---|---|---|
¿Qué describen? | Lo que el sistema debe hacer | Cómo debe comportarse el sistema |
¿Son visibles para el usuario? | Generalmente sí | Generalmente no, salvo impacto indirecto |
¿Dónde impactan más? | Funcionalidad del producto | Calidad, experiencia y sostenibilidad del sistema |
¿Cómo se validan? | Mediante pruebas funcionales (QA) | Mediante pruebas de rendimiento, seguridad, etc. |
¿Cuándo fallan? | El sistema no hace lo esperado | El sistema es lento, inseguro o inestable |
¿Por qué ambos son indispensables?
-
Un sistema puede cumplir todas las funcionalidades... y aun así fallar.
Si es lento, inseguro, inestable o difícil de mantener, no servirá. -
Los NFRs determinan muchas decisiones de arquitectura.
Por ejemplo: si necesitas alta disponibilidad y latencia mínima, eso cambia tu estrategia de despliegue, uso de CDN, balanceadores, base de datos y más. -
Ayudan a prevenir problemas críticos en producción.
Definir NFRs evita caer en decisiones de corto plazo que comprometan la escalabilidad o confiabilidad futura del sistema. -
Permiten alinear tecnología y negocio.
No es lo mismo diseñar para una fintech regulada que para una app de hobby. Los NFRs ajustan el diseño al riesgo, compliance y expectativas.
Buenas prácticas para definir ambos tipos de requerimientos
Para requerimientos funcionales:
- Usa historias de usuario y flujos de casos de uso bien definidos.
- Involucra a usuarios finales, producto y QA.
- Sé claro, específico y evita ambigüedades.
- Valídalos con prototipos o wireframes cuando sea posible.
Para requerimientos no funcionales:
- Asócialos con métricas cuantificables (por ejemplo, “respuesta < 1 seg” en vez de “respuesta rápida”).
- Define umbrales mínimos y aceptables (ej: latencia aceptable vs deseable).
- Clasifícalos según su impacto (crítico, alto, medio, bajo).
- Priorízalos y evalúa su cumplimiento desde las primeras etapas (shift-left testing).
Conclusión
Entender y documentar claramente tanto los requerimientos funcionales como los no funcionales es una habilidad fundamental en el desarrollo de software moderno. Mientras los funcionales definen lo que hacemos, los no funcionales determinan cómo lo hacemos —y qué tan bien lo hacemos.
Una aplicación puede funcionar, pero si no es segura, rápida, mantenible y resiliente, fracasará tarde o temprano. Los grandes sistemas no solo cumplen funcionalidades: cumplen expectativas de calidad sostenidas en el tiempo.